Rescatando Historia II: Recuerdos del guaso Ramírez
Rescatando Historia II: Recuerdos del guaso Ramírez
Por Arturo Lavín Acevedo. Envíe sus comentarios a editor@caballoyrodeo.cl
Tomás Lago, en su célebre libro "El Huaso, ensayo de antropología social" entre muchas cosas interesantes incluye una conversación con uno de los más afamados guasos de esa época, el guaso Ramírez, y dice así:
"Pero hablemos un poco con mi amigo el huaso Ramírez, que mucho entiende de estas cosas porque las ha vivido; fue corredor de fama en su tiempo y es huaso ostentoso que sabe lo que luce en el jinete. Ramón Ramírez es colchagüino, nacido en 1889 en Santa Cruz, en el caserío de los Maitenes, entre las haciendas de Coyigüe y Panamá de los Valenzuela Castillo. Es comerciante en animales.
Comentando su profesión dice con voz maliciosa: 'Yo siempre me he mandado solo, desde que salí del lado de mi padre'.
Hablando de huasos, de corridas, de caballos, está en su elemento. Le hace a la guitarra, compone música popular. De sus mejores años de campo recuerda los que pasó en el fundo Polpaico, de la sucesión Campino, haciendo negocios y engordando ganado, corriendo novillos y cantando canciones.
Alto, enteco. Sobre las piernas un poco arqueadas que denuncian al jinete de buenas rodillas, se sostiene una personalidad orgullosa, incaptable a la primera ojeada. Pero se exalta fácilmente recordando sus caballos.
- Las yeguas que yo he tenido no las ha tenido nadie- dice con pensativa alegría. Si usted hubiera conocido a la Chela, la Cinta, la Chispa, la Pisaflores, la Cidra, la Condesa y otras que, para que le digo yo, no me dejaron feo en ninguna parte. Ahí están mis premios. Yo gané el Champion en el gran rodeo de Curicó, en 1917, corriendo con los hermanos Luco, y poco después los primeros premios en San Vicente de Tagua Tagua y luego en Santa Cruz, antes del año 20. No cuento las veces que corrí en la medialuna del Matadero allá por el 25.
Ha sido premiado en varias oportunidades como el jinete mejor montado y atalajado. Entre otras el 1924, cuando vino el Príncipe de Gales, en competencia con el huaso Torrealba, en el rodeo organizado en su honor por la Sociedad Nacional de Agricultura.
Entre los padrillos chilenos puros, más finos que recuerdo -dice Ramírez- cuento el Alicanto y el Alfil del fundo Aculeo de Don Miguel Letelier, el Quebrado y el Albergado de Darío Pavez, el Rin-tin-tín de Jil Letelier.
Cuando le preguntamos cuáles son los corredores más diestros y de más nombre que ha conocido, pestañea un segundo y haciendo memoria replica:
- Bueno, entre los mejores, le puedo nombrar tantos, pero tenemos que empezar de algún modo. No podemos dejar de distinguir entre huasos ricos y huasos pobres, o más bien si usted quiere, entre patrones y dependientes, tan buenos unos como otros en el deporte. Vamos a ver, entre los hacendados corredores de las grandes familias más sobresalientes para correr 'en vaca' después de 1900, que yo he visto por mis ojos, caballeros con el verdadero dón de la huasería, pongo en lugar aparte a Don Gustavo Valdés Fontecilla, hacendado de Chimbarongo y Rancagua, hombre fuerte, valiente y decidido, con un embalaje en el remate de las atajadas que hacía temblar las quinchas, por lo cual sus amigos lo llamaban el Terremoto. De la misma pinta o como salidos de su mano, podría decirse, fueron también Adolfo y Fernando Luco Blanco. Pero tenemos que recordar todavía a Tobías Labbé Torrealba, Ramiro Velasco Valenzuela, Pantaleón Verdugo Correa.
Viejos corredores de mi tiempo fueron, por otra parte, Primitivo Salas, del Puerto, Antonio Mancilla, de Curicó, Darío Pavez, de Lonquén, Javier Carrasco, de los Bajos de Mena; don Beño Carrasco, Galvarino Loyola, buenos todos.
Ahora después de 1915, tenemos que mentar a Jil Letelier, de Rancagua; Memo Aguirre, de Conchalí; Manuel Castillo, de Colina, el Tato Cuevas, de Angostura; Pedro Juan Espinoza, de Santiago; Heriberto Carrasco, de Valparaíso; Martiniano Concha, de Chimbarongo; los hermanos de la Fuente, de los Andes; Luis Lavín, José Besa, Marmolejo (Alberto) hijo, etc. Añada usted todavía, a toda la lista, como jinetes de nota pero también arregladores de caballos para corrida y rienda, desde los tiempos de don Gustavo Valdés, a Belisario Ramírez, Benjamín Aguilera, Tomás Celis, Alberto Ibarra, Nicolás Tobar, Araya (Segundo), Urbina (Rodolfo) y Zabala (Pepe)".
Es difícil encontrar una cita de tantos guasos famosos juntos, por eso creo que vale la pena reproducirlo. También para que muchos de los corredores de hoy, que se dicen y tienen por guasos acampaos, vayan viendo que el rodeo tiene mucho más historia de la que algunos creen, y que fueron muchos los que fueron construyendo esta tradición-deporte de a poco. Cada uno aportando sus habilidades pero, por sobre todo, su calidad de gente, independientemente de su condición social, porque ésta es solo circunstancial. Pero el apego a su esencia, a sus tradiciones, a su antiguo origen hispano, a su formación de "caballeros de ambas sillas" esa condición la tenían todos y es la que hoy, a veces, se hecha de menos.
Arturo Lavín Acevedo, Cauquenes del Maule, junio del 2007.
Noticias Relacionadas

Un resumen de las actividades de los Criadores de Aysén y sus ilustres visitas

Los premiados por categoría de la Expo Coyhaique 2025

Melipilla tiene disponible la venta de abonos para Clasificatorio Zona Norte
