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Grandes arregladores: Remigio Cortés, un estelar

        Remigio Cortés en foto de archivo
Varios caballos han sido trabajados y arreglados por él. Incluso, en uno de ellos, el Damasquito II, fue el primer Campeón Nacional de Movimiento a la Rienda.
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Por Miguel Angel Moya  

"Se equivocó, Usted tiene que entrevistar a arregladores y no a mí. Nunca he sido arreglador. Yo soy un viejo que trabaja para ganarse el pan del día nomás, nada más". Frases llenas de humildad de un hombre que sí es un gran arreglador y que ha hecho caballos que lo avalan.

Es don  Remigio Cortés Palma, con quien Caballoyrodeo.cl ha querido comenzar una saga de grandes arregladores de caballos chilenos.

Y recurriendo a sus mismas palabras, le preguntamos cómo se gana el pan de cada día.

"Trabajando los caballos, galopiándolos, como lo he hecho siempre", explica, agregando que el amansador los amansa en un mes, dos meses, dependiendo del caballo. Y después se los pasa a él, cuando ya no corcovean y se dejan  montar.

"Me gustaría, eso sí, poder mostrar de a caballo lo que les voy haciendo, porque así con palabras puede que sea y puede que no sea. Resulta que cada uno tiene su manera de trabajar".

Entrando más en materia, le consultamos qué es esencial en su trabajo como arreglador, la paciencia, repetir una y otra vez los ejercicios?dónde está el punto para conseguir lo que quiere.

"Lo que dijo Usted; las dos cosas: primero que nada, paciencia y querer los caballos. Tratarlos como se trata los niños chicos. Enseñándoles, andándolos. Que aprendan a andar al tranco, que aprendan a andar con su cabecita levantada. Que aprendan a caminar como deben hacerlo, y después Usted le echa una troyita y lo sigue troyando, hasta que aprendan a poner sus patitas. Esto es con repetición, ojalá mañana y tarde. Como se le hace poquito, porque se les hace muy poco para que no se cansen. O sea, que les quede gustando a los caballos. No cansarlos, porque cuando se cansan se van poniendo más porfiados".

 Subraya que si el arreglador tiene la cachativa y la paciencia de dejar el trabajo para el otro día o para la tarde, cuando el caballo esté descansadito, y hacerle lo  mismo, los caballos aprenden rápidamente, agregando que todo eso se logra con repetición y buenas palabras.

Cosa de familia

Hablando de sus comienzos y ya más armado sobre el caballo, nos cuenta que se inició en este arte de arreglar mirando a sus familiares.

"Mi abuelo Alejandro Cortés trabajaba caballos, después mi padre, Remigio Cortés. Mi papá todos los días se levantaba a las cuatro de la mañana; en esos años las cosas eran de otra manera, y yo le ayudaba a galopear desde las cuatro de la mañana hasta las ocho, porque después me iba a trabajar en otras cosas. A veces los días domingo, los días feriados, andaba de a caballo con él, y me iba explicando cómo se hacen las cosas. Y uno trata de imitar lo que hacía mi papá".

 En tareas de topeo

Volviendo a aquella época, de levantadas muy tempranas, mucho antes que cantaran los gallos, señala que empezó a ayudarle a su padre a la edad de 13 años y que el escenario de esas tareas madrugadoras era el criadero Muticura, de Rodolfo Bustos.

"Allí partí yo, en San Carlos, Ñuble, donde mi papá estuvo trabajando caballos durante 12 años. Fueron Campeones de Chile, fue el mejor criadero que hubo. Entonces ahí mi papá nos iba enseñando cómo se hacían las cosas y resulta que yo no andaba todo el día a caballo con él, pero en el momento en que uno andaba de a caballo, le andaba enseñando; que las riendas se toman así, que los caballos hay que tratarlos bien, que hay que buscarlos al tranco, y lo que no se pueda hacer al galope, se hace al trote, y lo que no se pueda hacer al trote, se hace al tranco. Entonces, uno después echa a andar lo que el papá le enseñó, y eso me ha dado muy buen resultado en todos los años que llevo en esto".

Y con orgullo indisimulado nos dice que se casó a los 25 años, y que ahí partió solo trabajando caballos.

"Estuve con don  Eduardo Cambiaso durante 17 años administrando un fundo y los caballos eran un hobby. Pero yo amansaba los caballos en ese tiempo, los herraba, los enseñaba y corrimos con don  Eduardo, corrimos con don Rodolfo Herrera. Nos ganamos un Champion en los caballos que yo había empezado".

Recuerda que después llegó la Reforma Agraria, les quitaron los fundos a don Eduardo Cambiaso y se vino donde Arturo Correa a iniciar el criadero El Trapiche.

"Allí estuve 17 años más, haciendo lo mismo que le cuento, y nos dio muy buen resultado. Fue el mejor criadero, la mejor collera de potros durante cinco años. Después me fui a Santa Isabel, donde llegué al tope de la pega. Donde está toda la calidad de caballos, la calidad de jinetes. Entonces yo siempre haciendo lo mismo: ensillando los caballos nuevos, enseñándolos a andar atravesados, a galopear, a volver. Trabajé hartos caballos para la Rienda y después los corrían esos tremendos jinetes que son Lalito Tamayo, Juan Carlos Loaiza, don Ricardo de la Fuente, Alberto Yáñez, mi hijo Lalo Cortés. Todos ellos corrían esos caballos".

Un as de la Rienda

Y le pedimos que abra ese arcón de los recuerdos y nos cuente de aquel Nacional de Movimiento a la Rienda que se ganó el año 1963 en Damasquito II.

"El año 1963 fui el Primer Campeón de Movimiento en La Rienda en Linares. Lo gané en Damasquito, que me parece era un hijo de Corso. Ese caballo lo amansé yo, lo empecé yo y después lo terminó mi papá. Mi papá lo trabajaba allí en Yerbas Buenas, donde los Pinochet, lo movía en Rienda, En ese tiempo yo estaba viviendo en La Calera, y mi papá me invitó al rodeo de Linares y me prestó ese caballo. Me dio a elegir, tenía como cuatro, cinco caballos para mover en Rienda. Entonces yo elegí al Damasquito, como lo había amansado yo y me tocó la suerte de ser el Primer Campeón de Chile de Movimiento en Rienda".

Y como lo hemos visto caminando, con una lesión evidente en una de sus piernas, nos cuenta que quedó lisiado producto de un accidente automovilístico, cuando lo chocó un camión de frente. Y aquello ocurrió nada menos que dos meses después de ser Campeón de Chile.

Las huellas de su trabajo

Reconociendo la importancia del Damasquito en su existencia, le consultamos que otros caballos considera dignos de mencionar en este recuento especial.

"Corriendo vacas hay varios. Cuando trabajé con don  Eduardo Cambiaso, él corría por allí por Quillota, La Calera, Llay-Llay, Puchuncaví, todos esos rodeos por ahí, y anduve en todo eso. La pega era administrar un fundo y por entretenernos don Eduardo compró caballos nuevos, que los saqué yo, pero éstos no llegaron al Champion de Chile. Pero donde don Arturo Correa trabajé caballos que fueron muy buenos y que después los vendió todos. Yo trabajé el Huaino, que fue Vicecampeón de Chile con don Miguel Lamoliatte. Era un hijo del Huila. En ese caballo don Miguel Lamoliatte salió Vicecampeón junto a Daniel Rey".

Refiriéndose a su período en el criadero Santa Isabel, siguió desempolvando recuerdos.

"Ahí trabajé varios caballos; la Esbelta, que fue Campeona de Chile (1994), la Es Cosa, la Escaramuza, Vicecampeona,  la Escoria, Vicecampeona también, el Banquero, Campeón de Chile. Todos esos caballos los trabajé yo y los corría don Juan Carlos Loaiza".

Lo traemos al presente para preguntarle acerca de los caballos que está trabajando ahora.

"Mire, yo estuve dos años donde don Jaime Paredes y dejé como 14 caballos entrenados y topeados: Santa Bárbara llegó al Champion de Chile con tres parejas el año antepasado, y éste año que pasó con tres colleras más de los caballos que yo trabajé. No fueron Campeones de Chile, pero llegaron con tres parejas de caballos nuevos que yo trabajé. Entre ellos estaban el Chompiraz, el Amanecido, el Recoveco.

Donde don José Antonio Urrutia estuve también dos años y quedó una buena cantidad de caballos nuevos trabajados, todos entrenados, pero como no tienen la edad todavía para salir a correr, así que no sé como irán a andar. Ya no está Lalo (Cortés) ahí, yo me salí también".

 Cuenta que ahora en agosto le van a mandar unos caballos del Santa Isabel, y lo mismo va a hacer José Puertas, dueño del criadero El Milagro.

"También el señor Pons de Curicó y así que voy a tener para empezar a trabajar caballos nuevos. Voy a tenerlos en las pesebreras de mi hijo Lalo; arrendé una casa por ahí cerquita, en Graneros".

Le doy gracias a Dios

Quisimos también, hurgando ya en lo afectivo, en el terreno de las realizaciones personales, consultarle si estaba contento, satisfecho con lo que había sido su vida hasta ahora.

"Por supuesto que sí oiga. Le doy gracias a Dios, ya tengo 78 años y todavía me galopo ocho caballos todas las mañanas. Les hago poquito trabajo, pero seguido. Mucha repetición, mucha repetición, y así aprenden y es fácil enseñarles. Así a la buena y que les quede gustando".

Cuenta también, con mucho orgullo, que está casado con doña Eufresina Landaeta, con quien tuvo tres hijos y una hija.

"Los hombres son Víctor Hugo, Ramiro Eugenio, a quien le gustó la Marina y está por allá por Chiloé; y el Lalo, que es el menor; a ése le gustaron los caballos y gracias a Dios le ha ido bien. Y tenemos una hija mujer que ya tiene 39 años, se llama Marcela Paola y ya nos ha dado dos nietos. Con mi señora llevamos 52 casados y los cumplimos el 20 de julio. Estamos muy bien casados, así como era antiguamente. Uno tenía que casarse virgen, igual que las mujeres. Ahora eso no se usa".

Y finalmente, cuando esta sabrosa conversación está terminando, nos suelta lo siguiente: "Oiga, yo soy re bueno para mentir...".

  

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