Edgardo Angulo, un profesional que evidenció su amor por los caballos
El fallecimiento de Edgardo Angulo Aguayo (QEPD) fue un duro golpe para todos quienes lo conocimos, tanto en el ámbito de las comunicaciones como en el ambiente corralero y de la crianza del Caballo Chileno.
Claudio Ríos Moll, propietario del Criadero Mencahue, fue uno de sus grandes amigos y compartió mucho con él en los últimos años, pues incluso el recordado reportero gráfico vivió en su casa.
"Se nos fue una gran persona. Yo lo siento mucho, tuve el privilegio de ser amigo de una gran persona y viví muy de cerca los momentos más duros de su vida, esa lucha contra esta enfermedad catastrófica. Él la tomó con mucha entereza, con mucha altura de miras, siempre tenía proyectos y eso a mí me llamaba mucho la atención, la gran entereza que mostró", expresó.
"Se nos fue un gran hombre, un gran aporte, un hombre sano, sencillo, humilde, que dio mucho por los caballos. Sin tener raíces de huaso, los caballos fueron su vida. Yo lo siento mucho por la gran amistad que entablé con él y me siento un poco orgulloso de haberlo podido ayudar, él merecía que todo el mundo le hubiera tendido una mano", agregó.
En cuanto al tiempo que pasaron juntos, dijo que "compartimos harto, yo lo cobijé en mi casa del campo un año y medio, y tuvimos oportunidad de conversar largamente de la vida. Ahí supe valorar bastante bien a Edgardo. Yo lo conocí porque fue muy amigo de mi padre y heredé ese vínculo; lo conocí a través de mi viejo, que lo quería mucho y terminamos siendo tan amigos como él fue con mi padre".
"Tengo reacciones encontradas, porque considero que él merecía este descanso que está teniendo ahora, pero también siento que se nos fue un gran amigo con el que entablé una gran relación", añadió.
La huella entre los comunicadores
Jorge Inostroza Fabres, destacado hombre de las comunicaciones, conoció bastante a Edgardo Angulo, tanto en los rodeos como fuera de ellos, compartiendo muchos viajes. También sintió mucho su partida.
"El mismo día sábado tomé contacto con Cristian, su hijo, a quien tengo el gusto de conocer de muy chiquitito, de niño. Con Edgardo trabajamos juntos cuando tuvimos la Revista Corraleros, hace más de 20 años, cuando hicimos ese gran proyecto con Ricardo Schmidt. Fue una de las mejores revistas que se ha hecho alguna vez de rodeo, con una gran participación de periodistas. Estaba encabezando el tema profesional don Raúl Pizarro, que en ese tiempo era jefe de Deportes de El Mercurio; estaba Vicente Pérez, Enrique Gutiérrez y varios amigos que nos enviaban informaciones de diferentes puntos del país y se hacía la revista con todas las fotos que traía Edgardo", recordó.
"Fue una época muy bonita y ahí nos hicimos amigos. Yo siempre vi que Edgardo tenía problemas de salud, que se fueron multiplicando en su cuerpo desgraciadamente. Pasan los años, uno va envejeciendo y las enfermedades recrudecen, él sufrió mucho por esto, pero siempre siguió ligado al Rodeo, a pesar de estar delicado de salud iba a los rodeos. También se dedicó un tiempo a la Hípica, participaba en una revista, le hizo empeño por todos lados", continuó.
"Yo guardo un gran recuerdo personal de él, porque Edgardo fue muy atento con mi hijo que estudió fotografía en la universidad y le ayudaba con algunos tips de conocimiento de fotógrafo de terreno. Yo lo pasaba a buscar y a dejar de vuelta cuando íbamos a los rodeos, siempre tuvimos una muy buena relación, él tenía muchos amigos en todas partes, se quedaba con ellos algunos días para hacer vida de campo. Él tenía también su vida de campo en el sur, en la Novena Región; tuvo un apoyo muy fuerte de su hijo Cristian, con quien estuve conversando. Estoy muy triste, muy apenado, él me decía alguna vez que estaba muy complicado de salud, estuvo varias veces en clínicas, pero ahora que partió tenemos que recordarlo y desearle que esté donde siempre soñó que podría llegar algún día, al lado del Señor", completó.
Inostroza también tuvo palabras para una gran obra que dejó Angulo, la "Agenda Corralera", conocida por todos.
"Siempre conversaba conmigo, le daba datos de con quién podía hablar para conseguir algunos avisos, ya que costaba hacerla, era un trabajo que costaba llenarlo. Yo siempre tuve la suerte de que llegaba a la oficina y tenía mi agenda, tengo varias guardadas, me gustaban porque eran entretenidas, las fotos de los caballos, de los criaderos. Se va a echar de menos la Agenda Corralera", sostuvo.
Vicente Pérez Alarcón, otro conocido comunicador del mundo huaso, escribió estos sentidos párrafos para despedir a "Don Edgard".
Edgardo partió al Cielo
"En el día de hoy, el último de octubre, falleció mi amigo y compañero de revistas don Edgardo Donato Angulo Aguayo, con quien recorrimos medialunas, criaderos y personajes del rodeo juntos por muchas décadas. La vida nos juntó por la relación que teníamos con el caballo surgida una mañana de invierno cuando nos conocimos gestionando una nota para la revista sobre un pequeño jinete llamado Abel Spuller, que nos llamó la atención para la pauta de la primera revista dedicada al rodeo que fundáramos con mi maestro y formador, don Raúl Pizarro Rivera a nuestro regreso de España.
El niño Spuller vivía en Loncoche, donde residía Edgardo, un hombre vivaz, acogedor y entretenido, inquieto y diligente como fue toda su vida. Ahí oficiaba el cargo de secretario y relacionador público del Club de Rodeo Loncoche. Me esperó a la bajada de un bus trasnochado y caminamos por el pueblo hasta la casa del muchacho para entrevistarlo y fotografiarlo vestido de huasito caminando por la vereda mojada. Desde ahí no volvimos a separarnos, pues primeramente se hizo nuestro corresponsal de la Asociación Cautín y por sus méritos pronto lo integramos al staff de la Revista Criollos como reportero.
Su entusiasmo lo hizo venirse a Santiago a vivir con su madre y pronto aprendió la fotografía que hizo su profesión y medio de vida, destacando por su alto profesionalismo. Seguimos la senda del periodismo gráfico fundando las revistas Corraleros y Jinetes y Caballos, y finalmente, fundamos y editamos juntos el anuario de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos.
Edgardo, Galy, como era llamado más íntimamente, fue un niño nacido en el barrio de Bascuñán Guerrero, ahí creció jugando pichangas con su gran amigo, el mítico goleador de Colo Colo Carlos Caszely, de quien hace solo un par de semanas atrás me contó que estaban en acuerdo para escribirle un libro sobre su vida, proyecto que se lleva al cielo.
Galy nunca miró qué podía obtener…sólo trabajó lealmente y fue una gran persona. Se lleva consigo mi agradecimiento y los recuerdos de tantas aventuras y pasajes de la vida que se viven en el rodeo que compartimos y cuya obra queda para siempre en anuarios y revistas, especialmente en su 'Agenda Corralera', su caballito de batalla.
Te extrañaremos mucho amigo y que Dios te reciba en su Santo Reino.
P.D.: Cuando me mostraba frente a ti de recio con la frase de 'Los duros no lloran', te mentí Compadre…hoy lo hice en silencio en memoria de nuestra amistad y tu bella persona".