Anuario de 1996: En la ruta del Ejército Chileno
En el Anuario de 1996 de la Federación del Rodeo Chileno, Alberto Moreira Riccione escribió este artículo titulado "En la ruta del Ejército Chileno".
Revisa la transcripción de la nota:
En la ruta del Ejército Chileno
Por Alberto Moreira Riccione
Arquitecto
Profesor Universidad de Chile
En febrero del año en curso recibí un llamado telefónico de mi amigo Pancho Correa Cuevas, hijo de Arturo Correa Sotta, conocido Criador de Caballos Chilenos, con el objeto que me incorporara a una pequeña expedición que él estaba organizando, con un sentido histórico cultural, además de su condición de turismo aventura.
Consideraba mi presencia de cierta utilidad, ya que yo haría el papel de asesor cultural y encargado del aspecto histórico de la ruta escogida. Se trataba de repetir en parte el Paso de Los Andes por el Ejército Patriota que organizó, comandó y dirigió el Libertador General Don José de San Martín, cuando este prestigioso Jefe Militar llegó a hacerse cargo de la gobernación de Cuyo, con sede en Mendoza. Su preocupación fundamental era la liberación de Chile para desde este país dar el golpe definitivo a la dominación Española en América.
Además del aspecto histórico se quería probar que las condiciones de rusticidad, resistencia y frugalidad, se encontraban presentes en nuestro magnífico Caballo Chileno.
El sector escogido fue aquel que recorrió la división mandada por el Brigadier Don Miguel Estanislao Soler y el General Don Bernardo O'Higgins tomando la ruta del Bajo de los Patos que sigue el cauce del río del mismo nombre.
Para llegar al lugar mencionado, partió nuestra caravana del Fundo San Francisco donde nace el río de igual nombre, Por este lugar pasó con rumbo a la Capital una pequeña fracción del Ejército de Los Andes, llevando la misión de socorrer con información y apoyo logístico a las divisiones de O'Higgins y Soler. Este pequeño grupo dio nombre al hermoso pueblo de "Cariño Botado" al no detenerse allí donde era esperado para ser festejado por todos los lugareños inflamados de patriotismo.
Nuestro grupo estaba dirigido por baqueanos del Fundo de Arturo Correa encabezado por Francisco Correa, quien forma magistral nos llevó por senderos difíciles pero seguros, donde se vivieron experiencias similares al Ejército de Los Andes y donde se pudo observar la capacidad asombrosa de nuestro caballo para adaptarse a las difíciles condiciones del ambiente cordillerano, durmiendo sin carpas ni protecciones especiales; con raciones extremadamente frugales; soportando los esfuerzos que exigió el ascenso del sendero desde los 1.200 mts., sobre el nivel del mar hasta los 4.000 donde se acampó a orillas de la Laguna "La Cruz del Fraile".
De allí se descendió al Valle del Estero "El Zorro" y luego al "Río del Rocín", afluente del Río Putaendo, donde esteba nuestro punto de llegada. Habíamos recorrido 120 kms. de senderos de plena cordillera, observando una fauna maravillosa, donde competían cóndores y águilas en un cielo diáfano, frío y transparente en los valles y pastadas al lado de liebres, cururos y zorros, tropillas de guanacos huían ante la presencia de nuestro grupo. Ninguno de los caballos falló ni por sus cascos ni por sus lomos. Con gran suerte no fallaron las herraduras, de las cuales íbamos bien provistos, ni hubo que lamentar "mataduras" producidas por aparejos defectuosos.
Nuestro grupo estaba formado por baqueanos (4), por jinetes, algunos sin gran experiencia y personas que teníamos una vida junto a los caballos. Nos acompañaban una periodista, camarógrafo y sonidista de Televisión Nacional, quienes pudieron constatar vivencialmente la hazaña que fue el paso de un ejército de 4.500 hombres por perdidos senderos cordilleranos, sufriendo el frío y la puna que se hace sentir sobre los 5.000 mts. de altura, arrastrando una artillería, que debió ser desarmada y transportada a lomo de mulas, ya que una sola pieza de artillería requería de una tropilla de 6 mulas. Los cañones desprovistos de ruedas, cureñas y armones, debieron ser transportados por angostos y pequeños carros que por ser bajos y largos fueron bautizados por los soldados con el nombre de "Zorras".
La mano maestra del extraordinario pintor bávaro Juan Mauricio Rugendas, quien vivió entre nosotros los años 1834 al 1845, pintó y dibujó estupendos cuadros del sector recorrido y mostrándonos paisajes, hombre y caballos que no han cambiado en nada significativo con los que encontramos hoy día.
Resultado, un balance positivo en todo sentido: Histórico, Cultural y Ecuestre. Quedó demostrado –una vez más- que nuestro caballo puede competir, si así lo decidieran los criadores de caballos criollos, en las más fuertes competencia de "Enduro" con éxito y ventajas sobre otras razas caballares que en los últimos tiempos han aparecido en Chile.