Santa Isabel Diluvio, un gran caballo que dejó un lindo recuerdo en su paso por las medialunas
Hace algunos días falleció un destacado caballo corralero, Santa Isabel Diluvio (N° 135329), recordado por integrar una gran collera con Santa Isabel Dedal en el criadero de Agustín Edwards Eastman y que en una segunda etapa fue quien le enseñó a correr a su propietario y jinete Andrés Arriagada Laissle, según sus propias palabras.
Diluvio, nacido el 11 de septiembre de 1995, hijo de Santa Isabel Río Negro (Riguroso y Guadaba) y Santa Isabel Tacaña (Taco y Escondida), quedó inscrito en la historia al ocupar el 20° lugar en la categoría caballos del ránking elaborado por Enrique Ramírez Acevedo, ex gerente general de la Federación Criadores de Caballos Raza Chile, que consideró los cuadros de honor del Rodeo Chileno de los últimos 40 años.
Y esto fue, montado por el multicampeón de Chile Juan Carlos Loaiza Mac-Leod, gracias a sus logros junto al Dedal, como el triunfo en el Clasificatorio de Santa Cruz 2003, el segundo puesto en el Clasificatorio de Osorno 2007 y el cuarto animal en el Campeonato Nacional 2009, evento en que también fueron segundos en la Serie Criaderos. En Rancagua, además, ganaron la Serie Caballos en 2005, la Mixta-Criaderos en 2006 y escoltaron a los vencedores en Potros en 2003.
Tomás Rivera Valenzuela, administrador del Santa Isabel, recordó de la siguiente manera al Diluvio y la collera que conformó con el Dedal.
"El Diluvio con el Dedal fue una collera de potros que nos acompañó varios años y siempre tuvimos ilusión con ellos. Cuando llegábamos al Campeonato Nacional nunca decíamos cuál collera era la mejor porque llegan en diferentes momentos, pero estos eran dos potros, y después como caballos, que fueron muy parejos, siempre mostrando bonita series de criadores, de hecho se la ganaron un año. Teníamos bastante expectativas con ellos, aunque en la Final nunca les tocó, pero fue bonito verlos correr varias temporadas", expresó.
"Eran caballos que siempre daban espectáculo y fueron muy parejos en todo el tiempo que corrieron, anduvieron muy bien", agregó, para luego hablar de la sangre del Diluvio.
"El Diluvio era del Río Negro y por debajo de la Tacaña, una tremenda madre para nosotros, que era de la mediería que hizo en esa época 'Don Benja' (Benjamín García-Huidobro) con el Taco. De la yegua Escondida salió la Tacaña y de ahí con el Río Negro apareció el Diluvio. Fue un caballo que nos gustaba a todos, nos gustaba ver correr esa collera", detalló.
"El Diluvio después acompañó y le enseñó a correr a Andrés Arriagada y tuvieron una bonita relación; él estaba muy triste cuando se fue su caballo. Le dio muchas alegrías a Andrés y aquí en el criadero a Juan Carlos y a todos, fue un caballo espectacular", completó.
Precisamente, Andrés Arriagada tuvo emotivas palabras para describir lo que vivió con el Santa Isabel Diluvio corriendo en la Asociación Bío Bío.
"Hay eventos en la vida que marcan y generan nuevos caminos. Era un admirador y seguidor del rodeo, pero nunca había practicado ni montado un caballo corralero. El año 2010, a mis 45 años, el consejo de don Salvador Larraín me ayudó a encontrar a mi primer caballo y compañero para comenzar en esta gran pasión que es el Rodeo", contó.
"El gran Diluvio, que en las manos de Juan Carlos Loaiza mostró su enorme talento y sello de campeón, y que en su primera etapa (1995-2009) fue tan reconocido en el mundo corralero", añadió.
"Los mejores años para mí (2010-2015), fueron cuando lo conocí y me comenzó a enseñar desde dentro de la medialuna lo que es y significa el rodeo. Fue un gran maestro, me enseñó a jinetear donde todo lo hacia él, siempre atento y protector, sabiendo que sobre sus lomos había un inexperto y nervioso amateur. Siempre elegante y distinguido como un gran caballo maestro, logró llevarme a conocer de la competencia y disfrutar de las primeras premiadas y cuecas", continuó.
"Hoy le agradezco sus enseñanzas, su protección, ya que siempre me cuidó; su lealtad y bondad, que comenzaron a forjar ese tremendo aprecio y cariño con los caballos y esa tremenda pasión que despertó en mí por este deporte tan querido que es el Rodeo. Hoy, al despedirlo a sus 26 años, solo tengo gratitud para Mi Gran Diluvio", cerró.