Secretos del Arreglo, Luis Huenchul: "Uno no puede acelerarse, en los caballos no hay que saltarse etapas"
Luis Huenchul se ganó un nombre entre los mejores del rodeo chileno hace muchos años, gracias a su destacada trayectoria, que lo ha tenido muy cerca de ser campeón nacional. Su rendimiento como jinete también es acompañado por su exitosa labor como arreglador, en donde hace varios años viene destacando por su labor en el Criadero Doña Dominga C.S.
En "Secretos del Arreglo" de Caballoyrodeo.cl conversamos con quien fue elegido el Mejor Arreglador de la Asociación Colchagua en las temporadas 2019-2020 y 2021-2022, para conocer su método de trabajo y algunos consejos para los jóvenes.
- ¿Contento por los premios que le entrega la Asociación Colchagua como Mejor Arreglador?
"Me eligieron esta vez, así que me siento muy contento y muy honrado. Siempre es bueno que tus pares te reconozcan. Es un premio muy bonito y que significa mucho por el cariño con los caballos. Es una disciplina en donde hay que concentrarse mucho, hay que hacerlo bien y uno tienen mucha responsabilidad".
- Han sido buenas campañas en el criadero, lleva harto tiempo trabajando caballos en el Doña Dominga…
"Sí, llevamos por lo menos unos, no sé exactamente, pero unos 18 años que estamos por acá".
- Se ha visto su trabajo, con buenos resultados y buenas campañas. Me imagino que eso lo llena de orgullo…
"Hay muchos caballos que han llegado a Rancagua hechos acá en la casa. Caballos muy buenos, que se han trabajado de potrillos de acá. Hoy día está saliendo mucho caballo criado. Son muchos los caballos que han estado bien, que nos han dado muchas satisfacciones. Caballos para la rienda también, que se trabajaron mucho y han salido campeones. Eso es muy gratificante".
- ¿Cómo es su trabajo en el día a día en el criadero?
"El trabajo a diario parte su jornada a las 08:30 de la mañana, cuando llegan los chiquillos que se preocupan de la alimentación de los caballos. Ahí se realiza la ensillada, se sale al picadero. Uno de los chiquillos que trabaja conmigo sale a trotar los caballos. Yo llego a montarlos y trabajarlos. Se tiene que hacer con un ayudante bueno. Hay que hacerles estado físico y elongarlos un poco, y de ahí se trabajan cinco o seis en la mañana. Después a las 14:30 o 15:00 se retoma la jornada nuevamente. Se sacan a andar con frenos. De repente hay que repetir a un caballo, que es más porfiado, porque no todos son iguales. Así se termina el día y luego al otro día se realiza lo mismo. Después vienen los topeos y todo el cuento.
Hoy día estamos trabajando harto caballo nuevo y gracias a Dios hemos tenido la suerte de que hemos sacado hartos caballos. También he tenido la suerte de que los he podido seguir corriendo yo en el tiempo, eso también es bonito, porque uno trabaja su caballo… Uno lo ve nacer, después lo trabajas, los sacas a correr. Es como criar un hijo. Yo ahora tengo un niñito de 10 años y es lo mismo. Uno le conoce todos los pasos a seguir. A los caballos uno les conoce la línea de sangre también, porque uno trabajó la madre también, entonces sabe que trabajo realizar".
- ¿Qué ejercicios le realiza a los caballos nuevos?
"Se parte todo de cero. Tienen que aprender a caminar, a trotar, a parar, a retroceder. Después mucha troya y harta rienda. Un caballo tiene que aprender a parar, a seguir las riendas, la de adentro, la de afuera. Mucha troya, un par de ochos para allá y para acá. El caballo debe ir siguiendo el cuerpo y lo que uno le va indicando de arriba. Eso es largo, es un año de trabajo. Se tiene que tomar suavemente con un topeador. Para que un caballo quede corriendo vaca, por lo menos son dos años de trabajo en donde siempre hay que ir repitiendo los ejercicios, porque el caballo es de mucha repetición. Hay que hacerles repetir el ejercicio, evitar que se cansen y el caballo solo va diciendo lo que le falta"
- ¿Y los de competencia?
"Bueno, esos ya están hechos, están trabajados. A esos hay que hacerles estado físico, sobarlos un poco, ablandarlos, eso más que nada y después se empiezan topear. Pero eso es más fácil porque el caballo está hecho. Al caballo hecho hay que tenerlo liviano. Un par de topeadas y vamos corriendo, porque esa pega ya está hecha".
- ¿Qué herramienta le gusta a usted para la boca de los caballos?
"Yo tuve la suerte de conocer mucho a don Ernesto Loaiza y Raúl Ballet, unos arregladores antiguos del sur. Don Ernesto era el papá de Juan Carlos y era de mucha guatana, el pasaba de la guatana al freno, de la guatana al freno. Entonces era un proceso bien largo. Hoy día han aparecido rienderos que ayuda mucho, como un filete, que trabajan muy bien en la boca y que es una herramienta suave. Yo paso de la amansa a la guatana, después al rienderito y después a la frena. Hoy día incluso hay mucho riendero bueno que incluso se usa para correr, como una barra o qué se yo, pero siempre con suavidad. Hoy día ya no hay caballos que sean duros de boca, sino que está tan purificada la sangre que todos los caballos son blandos. No es necesario andar con frenos grandes, de hecho ahora la mayoría de los frenos grandes están colgados como adornos. Hoy día se ocupa mucho freno chico, un rienderito suave, porque en el fondo no es necesario tironear tanto al caballo, sino que es más el movimiento suave. Ahora hay varias herramientas que se adaptan muy bien al trabajo de los caballos. La guatana es necesaria para el principio y después empezar a enfrentar. Los frenos no son tan toscos, son más livianos. Al menos, en el caso mío, con la línea de sangre que trabajo, son muy de muy buena boca".
- ¿Quiénes le han enseñado este oficio y qué arregladores admira?
"Hay muchos arregladores hoy día, pero arregladores antiguo recuerdo mucho a don Mario Ahumada, don Francisco Navarro, que fueron muy buenos en su momento. Don Alirio Pérez, era excelente arreglador y jinete. Don César Moraga, arreglador que admiro mucho y de quien aprendí harto. Así muchos. En este momento no me acuerdo más, pero los que sí se me quedaron en la retina son esos viejos, que encontraba que hacían todo facilidad. Esos fueron grandes arregladores. Está don (Eduardo) 'Lalo' Tamayo, que es un arreglador muy completo", y don Juan Carlos (Loaiza), a quien nunca se la ha nombrado de arreglador, por lo gran jinete que es, pero la mayoría de los caballos con que fue campeón son hechos con letra y puño de él, entonces es un mérito de él y yo aprendí mucho de él también. Creo que es un muy buen arreglador también, un jinete completo".
- ¿Qué le aconsejaría a los más jóvenes, a quiénes están partiendo en el oficio del arreglo?
"En el fondo si a uno no le pasan las cosas, no las va comprendiendo. Hay que ir quemando etapas. El arreglo es muy tentativo, porque uno va trabajando un caballo y a medida que el caballo va ofreciendo sus condiciones, uno le va metiendo más y termina en vez de sacar un caballo, echándolo a perder. Creo que lo más importante de esto es la calma, darle el tiempo que se merece un caballo y evitar que se cansen. Si un caballo no hace la prueba un día, hay que hacérsela al otro y después volverla a hacer, todo suave, para que no se aburra. El caballo solo va ir diciendo. Hay caballos que hacen todo fácil, pero también hay otros que hay que repetirles el ejercicio. No hay que acelerarse, no se puede subir del uno al cuatro, no se puede saltar etapas. Porque si se hace eso, se retrocederá. Se debe ir haciendo paso a paso, porque no se puede llevar un caballo que no está listo a topearlo, por ejemplo. Hay caballos que sí lo puedes hacer, pero no lo estás haciendo bien, porque el caballo está haciendo cosas que no sabe y que hace por instinto, porque el caballo puede ser súper dotado. Pero después el caballo se empieza a pegar en las manos, empiezan las durezas. Porque como aprende las cosas buenas el caballo, también aprende las cosas malas. Entonces uno tiene que ir pensando antes que el caballo".