Sergio Sáez: "Es un orgullo recibir este premio en una zona de buenos y grandes criaderos"
Con gran satisfacción luego de recibir por primera vez el premio al Mejor Criadero de la temporada, el criador y corralero Sergio Sáez Matamala manifestó su alegría por la distinción que recibió durante la cena de premiación de la Asociación de Rodeo Ñuble efectuada la semana pasada en la ciudad de Chillán.
Es que luego de una temporada soñada, una pareja de caballos del Criadero Matakury de propiedad de Sergio logró premiar por primera vez a un Champion de Chile. Se trata de los caballos Amigo Fui y Peluzón, los que con las riendas de los jinetes Nicolás Figueroa y Joaquín Herrera, jinetes de la Asociación Ñuble, accedieron a Rancagua tras conquistar el segundo lugar en la Serie Caballos del Clasificatorio Zona Centro disputado en tierra huasa como San Clemente.
“Feliz por este premio porque recibirlo en una zona donde hay buenos y grandes criaderos es motivo de orgullo y caerle al premio de vez en cuando es bueno también”, dijo en su tono acostumbrado el criador que pese a que en la actualidad vive en las cercanías de Temuco, guarda los mejores recuerdos de los años que trabajó en tierras ñublesinas.
“Es una asociación que quiero mucho, donde tengo grandes amigos”, dijo Sergio, recordando a su vez que en esta misma asociación recibió hace un par de años un premio igual de importante cuando Matakury Amigote ganó el premio al Mejor Caballo de la Asociación.
Y sobre la actual collera dijo “son caballos que además yo mismo he hecho y son el fruto de un largo trabajo y de la pasión que significa criar caballos. El Amigo Fui llegó el año pasado a Rancagua con el Tractorero, un caballo de un amigo pero que se vendió. Por eso, le envié a mi yerno, Nicolás Figueroa, el Peluzón para ahora tener una collera criado. Y la verdad es que los resultados fueron buenos. Se completaron en un par de rodeos en la temporada chica y quedaron desocupados luego. Y así se convirtieron en la primera collera de mi criadero en llegar a Rancagua”.
Una satisfacción especial para Sergio se relaciona a la tradición familiar de los Sáez en torno a la crianza de caballos chilenos. “Mi padre, Roque Sáez, dueño del criadero Leonera, crió al Cachorrito, un caballo que primero compró Samuel Paroy y, luego, Gonzalo Vial, y que corriera Galo Bustamante. Estuvo varios años en el ranking. Mi padre creo que nunca corrió un rodeo oficial pero fue el gran responsable que todos sus hijos criáramos y nos dediquemos a esto de los caballos. Él partió con una yegua del Santa Isabel, la Sutana, cuando el criadero estaba en Coipúe. Hoy el criadero lo sigue mi hermano Carlos”.
Ojos de gato: Matakury
Sobre Matakury, cuyo nombre -nos dijo- significa ojo de gato en Rapanui, se inició en la época en que él trabaja en el criadero El Rosal, en Vilcún, de Eduardo Rivas. “El reproducía al Batelero y con ese potro partí criando a insinuación del inspector de la Sofo que me dijo por qué no armaba mi propio criadero porque alguna vez había llegado a inscribir algunas crías bajo el nombre Leonera que era de nosotros los Sáez. Y le hice caso. Así partí”.
Y la razón del particular nombre dijo “la verdad es que intenté ponerle varios nombres pero estaban todos muy repetidos. Intenté con el Santa Clara, por mi señora, pero habían varios otros. También Las Loreto, por mis dos mellizas que llevan ese nombre pero había otro. Con tal que para no repetir y ser un poco original y recuerdan también una teleserie conocida que hubo hace varios años atrás decidií ponerle Matakury”.
Respecto a su actual crianza, Sergio dice “tengo un hijo del Tintineo, Escarabajo, Decano (Plebiscito), nietas del Requinto y uno nuevito del Mariachi y del Piropero. He ido armándome de caballada gracias a la buena voluntad de muchas personas”.
Y en cuanto a los desafíos para los próximos años dice que sigan corriendo la collera de caballos y aluno que otro caballito nuevo que podría salir para esta temporada, aunque en el fuero más íntimo un anhelo es comenzar a salir a correr sus primeros rodeos con Benjamín Sáez, el hijo del Jóse, que a sus 15 años probablemente corra algunos rodeos en Cautín la próxima temporada.
Por ahí, tiene harto en qué entretenerse este criador porque hay una ristra más o menos grande de futuros corraleros y todos de indiscutida sangre corralera, con lo cual poco a poco Sergio va haciendo las pases con la vida y sin dejar de soñar con el día del regreso de esa estrella fugaz que alguna vez surcó el firmamento corralero.