Un sentido recuerdo para Alberto Echenique Lyon
Por Arturo Montory Gajardo.
Quiero contarles de una pequeña parte de la vida de Alberto, que yo conocí.
A fines de la década del 1950 don Alberto Echenique Domínguez, propietario del afamado criadero Idahue, compró en Cañete el fundo LLenquehue que era de propiedad de Don Bautista Charo, gran empresario de la zona y su campo era ejemplo de manejo y producción.
Por ello llegó a administrarlo su hijo Alberto Echenique Lyon, que vino con con su señora Silvia Braun y dos hijas pequeñas.
Mi padre Pedro Montory Athens era amigo por la hípica de don Hernán Braun, gran criador de caballos ingleses por lo cual a través de ese contacto Alberto y su familia se hicieron grandes amigos con mi padre a pesar de la diferencia de edad.
Era habitual que visitaran nuestra casa en Cañete y en el verano el campo de mi familia en Caycupil., porque además los unía la parte política.
También estableció férrea amistad con los jóvenes cañetinos de esa época, Emilio “Milo” Lafontaine P., Rolando “Rolo” Montory L., Nicasio Otondo E., Jorge Lasserre L., Hernán Anguita G. con los cuales participaba en múltiples reuniones camperas y escuchando cantoras de música chilena.
Le llamaban estos amigos “el pije” Echeñique.
Alberto jugaba fútbol por el equipo “Caupolicán” de Cañete, y Rolo y Milo por el equipo “Juvenil”.
Fue en gran colaborador al rodeo de Cañete, con premios y ganado.
En esos años el camino del pueblo a Llenquehue era de tierra y a la primera lluvia intransitable, lo que afectaba a una gran cantidad de personas que vivía en la comarca, por lo cual Alberto con sus medios y gente de su campo ripio todo el camino hasta su campo, siendo inmensamente agradecido por ello.
Era católico ferviente y en las misas de los domingos cuando se cantaba, su voz ronca y fuerte era inconfundible del resto, y muy generosos con la colecta.
La Iglesia estaba muy deteriorada y el padre Yáñez párroco, le pidió ayuda para repararla y Alberto como siempre llego con personal de su campo y trajo materiales y la iglesia quedo impecable. Mucha gente se le acercaba a pedirle cosas y nunca se negaba, por lo cual era muy querido en el pueblo.
Huaso muy apegado a las tradiciones, caballos, música, libros, artesanía, gozaba de todo ello.
Trajo del criadero Idahue el potro bayo Polilla que años antes había sido campeón de exposición de la Quinta Normal.
Íntimo amigo de Guillermo “Memo” y "Coteco" Aguirre B. a los que invitaba en ocasiones al rodeo de Cañete.
En los veranos era habitual un paseo familiar al mar a la playa de Chimpe en Lebu, de don Rafael Duhart y su señor Olga en esa época.
Fue también un excelente jugador de Polo y con su padre y hermanos integraba el equipo “Idahue” de gran rendimiento.
No fueron muchos los años que vivió en Cañete y regreso a su querido San Vicente de Tagua Tagua, dejando en esa tierra sureña grandes amigos y mucha gente muy agradecida de su generosidad. Los mayores aun lo recuerdan con cariño.
Nota: En el 2019 quise hacerle a Alberto una entrevista en video, tomé contacto a través de Max Yarza y Eduardo Varela M., muy amigo de Tito, conversó con él en su casa de San Vicente, Alberto recordó perfectamente a Cañete y su gente y aceptó la entrevista, luego vino la pandemia y después no pude, una gran lástima, su testimonio era parte de la historia huasa y criadora.
Que en Paz Descanse.